No existen emociones positivas o negativas, simplemente hay alteraciones o variaciones de nuestro estado del ánimo según los que nos suceda. Y esos estados de ánimo son clave para ser eficientes emocionalmente, por tanto, no debemos negarlos o suprimirlos. No se trata entonces de evadir o negar algunas, sobre todo de aquellas que culturalmente asociamos a malestar, como la tristeza, el miedo, el enfado o la rabia.
Lo que tenemos es que conocernos para, dentro de nuestra humanidad no perfecta, aprender a regular o gerenciar nuestros estados de ánimo sean de alegría, entusiasmo, enojo, miedo, apatía porque lo que si nos puede meter en problemas es cómo reaccionamos cuando las sentimos, es decir, si nos cegamos y dejamos de ser objetivos al momento de actuar, tanto con las agradables o desagradables. Si nos “regulamos” eficientemente la mayor parte del tiempo encajaremos mejor en nuestro entorno y afrontaremos mejor la vida.
Repito, NO está mal tener un mal día, pues la tristeza o pesadumbre “temporal” son completamente normales, tanto como la alegría o como el amor; entendamos que las emociones son reacciones automáticas, por lo que son parte de nuestra naturaleza. Entonces, NO las niegues, solo conócelas y ten claro que las provoca.
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