“Donald Trump no ha ocultado su intención de violar los derechos humanos de millones de personas en Estados Unidos”, dijo Tirana Hassan, directora ejecutiva de Human Rights Watch. “Las instituciones independientes y sociedad civil Algunos grupos como Human Rights Watch tendrán que hacer todo lo posible para que él y su gobierno rindan cuentas por los abusos”.
Durante el primer mandato de Trump como presidente, de 2017 a 2021, Human Rights Watch documentó su historial de abusos contra los derechos humanos. Estos incluyeron políticas y esfuerzos para expulsar a los solicitantes de asilo y separar a las familias en la frontera entre Estados Unidos y México, promover tropos racistas contra las comunidades negras y otras personas de color, adoptar políticas que castigan a las familias de bajos ingresos y las privan de atención médica, y alimentar una insurrección violenta para derrocar los resultados de una elección democrática.
Las promesas de Trump durante su campaña de 2024 plantean mayores motivos de preocupación en un segundo mandato, tanto a nivel nacional como internacional. En 2023, dijo que no sería un dictador “excepto por el primer día” en el cargo. Trump ha elogiado repetidamente a autócratas como Viktor Orban, Vladimir Putin y Kim Jong Un. Ha propuesto políticas que debilitarían las instituciones democráticas que protegen los derechos humanos fundamentales y disminuirían los controles sobre la autoridad presidencial. La amenaza de abusar del cargo ejecutivo es aún más preocupante debido a una reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos que otorga a los presidentes una amplia inmunidad contra el enjuiciamiento penal por las acciones oficiales tomadas en el cargo.
El Proyecto 2025, un plan de gobierno redactado por los exasesores y aliados políticos de Trump, detalla muchas otras políticas abusivas, a menudo racialmente discriminatorias, que la nueva administración puede adoptar. Aunque Trump ha negado tener conexiones con el Proyecto 2025, muchas de sus declaraciones se hacen eco de sus premisas.
Si bien el ciclo de campaña presidencial contó con una retórica hostil hacia los inmigrantes, Trump hizo de los inmigrantes chivos expiatorios un pilar central de su campaña. Ha pedido políticas extremas que incluyan la detención masiva de migrantes y las deportaciones masivas de millones de personas, lo que destrozaría a las familias con profundas raíces en Estados Unidos. Un programa de este tipo implicaría invariablemente la elaboración de perfiles raciales, daría lugar a un aumento de los abusos por parte de las fuerzas del orden durante las redadas masivas e instigaría más acciones xenófobas entre el público en general. Durante la campaña, Trump y su compañero de fórmula, JD Vance, difundieron mentiras racistas sobre los migrantes haitianos en particular y fomentaron la desinformación de que la inmigración conduce a un aumento de la delincuencia en Estados Unidos.