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Raphael ingresado de urgencia en UCI tras sufrir un ACV, esta estable

El idolo de la canción Raphael, fue ingresado tras sufrir un accidente cerebrovascular grabando La Revuelta: «Está consciente y estable. Le están haciendo pruebas»

Al inicio de la entrevista ya se percataron de que algo le sucedía al de Linares. David Broncano le hacía preguntas y él respondía palabras inconexas. Es cuando se decidió antes de comenzar la grabación llamar a los servicios de emergencia.

Raphael: «A mí nadie me llama abuelo; mis nietos me llaman Raphael, como todo el mundo»

Tiene 81 años, pero no se inmuta. Nuevo disco, nueva gira y el mismo carácter: «Con la voz que tengo, voy a seguir cantando hasta el último día»

«Que sabe nadie»….. la mejor canción de Raphael»

Iñako Díaz-Guerra

Entrevista del 4 /12/2024

Raphael (Linares, 1943) tiene 81 años y a veces es difícil decidir si son pocos, por todo el tiempo que lleva aquí, o muchos, por la vivaz energía con la que te recibe y por su incesante actividad. Su nuevo disco, ‘Ayer… aún’, es una colección de versiones de clásicos franceses y en diciembre acaba una gira para, de inmediato, empezar otra en 2025. Al acabar, bromea con que nos encontramos cada año, el ritmo al que estrena proyecto, y advierte: «No te vas a librar de mí, te quedan unas cuantas entrevistas por hacerme».

El más español de los españoles cantando a Francia como un buen vecino.
Yo siempre me he llevado muy bien con Francia, desde el principio de mi carrera. Sobre todo, a la que he admirado siempre ha sido a Édith Piaf. Cuando dejé de cantar en el coro a los 10 años, me enamoré de la canción francesa, con 12 o 13 años no escuchaba otra cosa, y este es mi homenaje a las maravillas que tienen. Durante mi carrera he hecho versiones en español de canciones francesas que fueron un éxito tremendo, como por ejemplo ‘Ma vie’, de Alain Barrière, pero nunca había entrado en mis ídolos: Piaf, Gilbert Bécaud, Charles Aznavour, Jacques Brel…
Los ídolos tienen ídolos.
Claro, yo tengo muchos ídolos que me llenan la vida de bonitas cosas y palabras hermosas. Escuchar a Brel cantando ‘Ne me quitte pas’ es una de las cosas que me hace feliz. Y Piaf siempre ha sido especial porque no se la puede comparar con nada. No es una cantante de escenario, es una cantante de la calle, es el alma de la canción. No era una mujer guapa, se murió jovencísima y parecía que tenía 80 años, pero lo llenaba todo. Siempre cantó al amor, pero al amor desesperado y a mí siempre me atrajo. La gente no sabe que tenemos una conexión. Me contrataron, al principio de mi carrera, para ser su telonero en las Fallas de Valencia, pero se puso enferma, no pudo ir y mandaron a Juliette Gréco. Aún tengo guardado el afiche promocional con nuestros dos nombres. Me quedé un poquito picado y cuando me contrataron para actuar en el Olympia de París, en 1967, pensé: «Esta es la mía, al fin voy a conocerla». Y tres meses antes del concierto se murió. Se me ha quedado dentro eso.
Cuando hace repaso de su vida, ¿se le han quedado más cosas pendientes?
No, mi vida ha sido plena. Además no soy una persona que esté todo el rato hablando del pasado, no soy un nostálgico y nunca lo he sido. La pregunta que me hago cada noche es: «¿Y mañana, qué?». Fíjate en todo lo que he logrado, pero me da igual. ¿Y mañana, qué? Soy un hombre del mañana aunque no dejo de reconocer las cosas buenas que había antes y en cuestión de artistas había maravillas.
¿Le interesa la música actual?
No. Hay mucha gente en activo que me gusta, por supuesto, pero ya son también mayorcitos. A los chavalitos hay que dejarles su sitio, su tiempo y que nos demuestren lo que valen o lo que pueden llegar a ser. A mí me llegó mi oportunidad y deseo que le llegue a todo el mundo. Bueno, a todo el mundo que se lo merezca. Lo que pasa es que lo que se hace ahora ya me pilla mayor y no me interesa, pero seguro que todavía hay gente que llega para quedarse. Yo llegué para quedarme, eh.
Empezaba a sospecharlo.
Te lo digo por si no lo habías notado. Me lo merezco, ¿no?
Usted me dirá.
Sí, me lo merezco.
¿Qué le diría al Raphael del Olympia en el 67?
La que te espera, macho, la que te espera [risas].
¿La que le espera para bien o para mal?
Me encanta mi vida, me encanta el escenario y a mí no se me puede preguntar, aunque me lo peguntan, cuándo me retiro. Nunca. Es verdad que algún día me tendré que marchar, porque la muerte es inevitable, pero con esta voz que tengo voy a seguir hasta el último día.
¿Siente que, en cierto modo, ya es inmortal?
No me paro a pensar en mi legado ni en lo que ya he logrado porque la vida dejaría de tener interés para mí. Ya estaría todo hecho. No lo pienso y así cada día es un reto, cada escenario importante es un reto y cada gira es un reto. Yo antes cantaba en teatros y ahora canto en estadios. No seguiría siendo una estrella si me parase a pensar en mi leyenda. Además, hay que tener cuidado con esas cosas, nunca te puedes fiar, ni siquiera yo. En esta profesión, nunca se sabe.
¿Se reconoce en el mito que hay alrededor de Raphael? ¿Se ríe de él?
No, reírme de mí mismo, nunca. Ese mito me lo he trabajado. Me siento una persona reconocida y es muy bonito ver que la gente me tiene en estima, que cuento para ellos, que me reciben en pie. ¿Cómo quieres que no me emocione cuando entro en un sitio y me ovacionan? Es un lujo que hace que cada vez esté más motivado. Cuando termino un concierto que ha sido un gran éxito, yo mismo me digo: «Ahora, a ver el próximo». Me lo estoy poniendo muy difícil a mí mismo. Pero, vamos, el mito Raphael es un hombre casado felizmente, con hijos y unos nietos maravillosos, que desayuna todos los días como cualquiera y si tuviera que bajar a comprar el pan, bajaría. Lo que pasa es que no me dejan
¿Quién no le deja?
La familia. Cuando pido pan, ya está ahí.

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