La revocatoria de la Licencia General Nº 41 de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) a la empresa Chevron para su operación en Venezuela, anunciada por el presidente Donald Trump, ha llevado a las empresas refinadoras de crudo de ese país a iniciar gestiones para encontrar sustitutos similares en otros países como ocurrió en 2019
“En el pasado estuvo Colombia, pero ahora su industria petrolera viene en decadencia; también México, pero igualmente ocurre que su producción viene en declive; y está Brasil, que sí tiene algunos componentes que funcionan”, comenta el ingeniero Luis Pacheco, investigador no residente del Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker en la Universidad Rice en Houston.
“La creencia de que existe una dependencia de petróleo venezolano en las refinerías que están en el área del Golfo de México (Golfo de América) en los Estados Unidos es anacrónica porque buena parte de las refinerías se han adecuado al déficit de petróleo pesado venezolano”, añade.
La data de la Agencia del Departamento de Energía de los Estados Unidos (EIA) indica que durante 2024 los envíos de México hacia su vecino cayeron 36% para cerrar en algo alrededor de 460.000 barriles diarios, volumen que contrasta con los 730.000 barriles de 2023.
En el caso de Colombia, la EIA señala que sus exportaciones al mercado estadounidense muestran un estancamiento en torno a los 214.000 barriles, cifra que semeja a la del año anterior; pero en cambio Brasil se anota un repunte de 23% para alcanzar algo más de 240.000 barriles diarios.
El abogado Rubén Bolívar, consultor de la firma Marbol Energy, sí es del criterio que el crudo venezolano es requerido en los complejos de refinación de la zona del Golfo, que incluye a las plantas que tiene la propia Chevron y Valero Energy, que ha figurado como el principal receptor del producto extraído en el país sudamericano.
“El petróleo venezolano está dirigido a atender la dieta de esas refinerías y sus sustitutos pasarían a ser el Canadá y México, países que tienen una espada de Damocles por la amenaza de que el gobierno de Trump les imponga aranceles de 25%”, dijo Bolívar. “El impacto de que Venezuela deje de enviar petróleo a los Estados Unidos no es cuantitativo porque apenas representa 1% de su consumo, pero sí es cualitativo porque atiende una región específica del territorio norteamericano”, agrega.
Una nota de la agencia de noticias Reuters señala que el anuncio del presidente Trump tuvo su impacto en los precios al contado de un tipo de crudo de grado medio que utilizan las empresas refinadoras del Golfo.
“Las compañías de refinación comenzaron a buscar alternativas, incluidos crudos colombiano, ecuatoriano y guyanés”, indica la nota de esta agencia de noticias. “El crudo venezolano representó el 13% de las importaciones de las refinerías de la costa del Golfo en 2024”, acota la nota con data de la EIA.
Los suministros de Canadá, el principal suplidor de crudo importado de los Estados Unidos, alcanzaron el año pasado un promedio sobre los 4 millones de barriles diarios, un alza de 4% con respecto a 2023; y los despachos de Guayana hacia Norteamérica crecieron 95% para alcanzar más de 180.000 barriles diarios.
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