Pekín se prepara para acoger este martes la IV Reunión Ministerial China-CELAC, un foro de ministros de Exteriores en el que Latinoamérica revelará si está dispuesta a seguir acercándose a la potencia asiática frente a un Estados Unidos más beligerante que nunca.
La cita se celebra con la presencia inédita de los presidentes de Brasil, Chile y Colombia, además del anfitrión, Xi Jinping, quien abrirá el encuentro con un discurso que previsiblemente trazará las líneas maestras de la política china en la región.
El gigante asiático busca cimentar unas relaciones en expansión pero amenazadas por Estados Unidos: Latinoamérica se ha vuelto un terreno crucial de competencia entre Washington y Pekín, que en los últimos años pero especialmente ahora tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca se ofrece como un contrapeso global amable y de no injerencia frente al renovado tono agresivo de EE.UU.
China, contra los «patios traseros»
Para Pekín, Latinoamérica y el Caribe están construyendo «su propio hogar» y no son el patio trasero de nadie: «Son una parte importante del sur global, con un gran potencial y perspectivas de desarrollo y también una fuerza importante para la paz y el desarrollo mundiales», afirmó el domingo en rueda de prensa el viceministro chino de Exteriores Miao Deyu.
Durante la tarde tendrá lugar la sesión plenaria del foro, en la que China estará representada por su titular de Exteriores, Wang Yi, y en el que además de los citados mandatarios han confirmado su presencia 17 cancilleres.
Al término de la sesión, está previsto que se dé a conocer una declaración conjunta.
Los temas principales de la reunión serán «Interconexión eléctrica y energías renovables» e «Integración comercial«, dos epígrafes que se alinean con dos objetivos clave de China en América Latina: promover su iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés) y asegurarse el acceso a valiosos recursos naturales de la región como el litio, las tierras raras, el petróleo o el cobre.
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