Los ministros de Exteriores de Francia y Portugal y el comisario europeo de Comercio visitan China esta semana mientras que en abril lo hará el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en un momento en que Pekín trata de reivindicarse como potencia fiable frente a un Donald Trump más impredecible que nunca.
El jefe de la diplomacia portuguesa, Paulo Rangel, aterrizó el lunes en el país asiático, donde pernoctará hasta este viernes, mientras que el titular de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, realizará una visita de dos días desde el jueves.
Ambos se reunirán por separado con el canciller chino, Wang Yi, quien recientemente manifestó que, en el escenario mundial actual hay «más razones que nunca» para que su país y la Unión Europea (UE) mantengan una buena relación y la fortalezcan.
«China sigue confiando en Europa (…). Las dos partes tienen la capacidad y la sabiduría para resolver adecuadamente los problemas a través de consultas», dijo Wang a principios de marzo durante la última sesión del Legislativo chino.
En las últimas semanas, algunos analistas han mencionado la posibilidad de un acercamiento entre China y Europa ante las desavenencias entre el bloque continental y EE. UU. tras el regreso de Trump a la Casa Blanca, si bien persisten desavenencias a cuenta de asuntos como la guerra en Ucrania.
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