El papa Francisco ha defendido la esperanza ante la fragilidad y el “drama” de la muerte, en una homilía preparada para este Miércoles de Ceniza y leída en su nombre por un cardenal, pues está hospitalizado por sus problemas respiratorios.
El rito del Miércoles de Ceniza, con el que la iglesia comienza la Cuaresma hasta Semana Santa, en esta ocasión no ha sido presidido por el papa Francisco, ya que lleva 20 días ingresado en el hospital Gemelli de Roma por una preocupante neumonía bilateral.
El encargado de encabezar la ceremonia, en la colina romana del Aventino, fue el cardenal Angelo De Donatis, que leyó la homilía que el pontífice argentino había preparado previamente.
En el texto, Francisco explica que las cenizas permiten “hacer memoria de la fragilidad y de la pequeñez de nuestra vida”.
“Somos polvo, del polvo hemos sido creados y al polvo volveremos. Y son tantos los momentos en los que, mirando nuestra vida personal o la realidad que nos rodea, nos damos cuenta de que la existencia del hombre ‘es tan sólo un soplo, se inquieta por cosas fugaces y atesora sin saber para quién’”, afirmó, citando el salmo.
El papa sostiene que esa “fragilidad” humana es experimentada, dice, “en nuestros cansancios, en las debilidades que debemos afrontar, en los miedos que nos habitan, en los fracasos que nos queman por dentro, en la caducidad de nuestros sueños, en el constatar qué efímeras son las cosas que poseemos”.
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