Cuando los niños desarrollan un gusto por la lectura, el cerebro experimenta una serie de cambios importantes que benefician su desarrollo cognitivo, emocional y social.
En primer lugar, la lectura activa múltiples áreas del cerebro. Al leer, los niños ejercitan el lóbulo frontal, que está relacionado con el pensamiento crítico y la toma de decisiones, así como el lóbulo temporal, donde se procesan el lenguaje y la comprensión.
Estas áreas se fortalecen, facilitando una mejor habilidad para resolver problemas, analizar situaciones y adquirir nuevos conocimientos.
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