“Me vine con lo que traje puesto, nos montamos a un camión con algunos familiares y nos vinimos acá, no conocemos nada ni a nadie, pero queremos estar vivos”, dijo, con la voz entrecortada y con la mirada perdida, un adulto mayor, víctima del conflicto armado en el Catatumbo y quien llegó ayer a Cúcuta en búsqueda de protección
Desde el corregimiento Filo El Gringo del municipio de El Tarra, esta persona tuvo que dejar lo que había construido durante muchos años y sin saber si podrá regresar, pues la advertencia de los grupos armados ha sido clara: si se van, puede que sus casas ya tengan nuevos dueños.
“Nos dijeron que nos podíamos ir, pero que si volvíamos y ya habían ocupado la casa, pues no podíamos reclamar nada y duele, pero pensamos con los hijos que lo material puede recuperarse, en cambio la vida no”, agregó.
Y así como él, ayer, a la capital nortesantandereana seguían llegando cientos de personas de diferentes municipios del Catatumbo, huyendo de la ola de violencia que se desató el pasado jueves entre el ELN y las disidencias de las FARC y que, de acuerdo con cifras entregadas por la Defensoría del Pueblo ya deja más de 80 muertos.
Una situación que obligó a las autoridades nacionales, departamentales y municipales a activar todas sus rutas de atención, precisando que, desde el sábado la Alcaldía de Cúcuta se puso manos a la obra y habilitó el Palacio y el Teatro Municipal, así como el parque Santander, para recibir a los desplazados, logrando atender solo durante ese día a 2.790 personas.
Un trabajo articulado con la Personería, Defensoría del Pueblo, Procuraduría, el Consejo Noruego para Refugiados, la Cruz Roja, Defensa Civil, entre otros organismos, con los cuales, la administración municipal logró habilitar alojamientos temporales para las familias, entregándoles kits de noche y de aseo, mientras que a otras personas que decidieron alojarse en casas de seres queridos se les hizo entrega de colchonetas y se les ayudó para transportarse.
Mientras que ayer domingo, la Alcaldía de Cúcuta habilitó el Estadio General Santander para continuar recibiendo a los desplazados, adelantar el censo, tomar sus declaraciones y entregarles todas las ayudas y donaciones que han ido llegando.
“Aquí estamos distribuyendo a las personas de acuerdo a sus municipios, veredas, corregimientos, entre ellos mismos se conocen y saben quiénes son de la zona y también por eso elegimos el estadio, porque es un sitio abierto y hay más espacios para poder atenderlos”, dijo el alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo.
Asimismo, el mandatario dio a conocer que se acondicionó este espacio para que todas las entidades puedan prestar sus servicios de manera más amplia, en especial con los temas de salud y alimentación.
Y en este sentido, ayer, los huevos cocidos, el pan, las frutas y el chocolate caliente fueron los alimentos que miles de desplazados recibieron en su llegada al estadio, algo que para muchos significó un “bocadito sagrado”.
“Nos vinimos con mi hijo en moto y con un bolsito de ropa y llegamos ahorita y no habíamos comido nada y aquí gracias a Dios nos dieron desayuno, están pendientes de nosotros, pero esto es muy difícil”, dijo otra de las víctimas desplazadas por la ola de violencia.
Y es que, aunque el Catatumbo es una tierra fértil para que el café, el cacao, la yuca, el maíz, el tomate, el plátano, el frijol, la cebolla, la piña, el limón y más se den en cantidad y calidad, irónicamente, hoy sus habitantes deben recurrir a la solidaridad de los buenos corazones para poder alimentarse y sobrevivir en medio del conflicto, pues la guerra les ha quitado todo.
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