Un creciente número de migrantes en Estados Unidos está optando por cubrirse tatuajes que las autoridades podrían interpretar como símbolos de pandillas, en respuesta a las duras políticas del presidente Donald Trump que han terminado en deportaciones.
Diego Vega, tatuador en la ciudad de Doral —una zona con una gran comunidad venezolana—, notó un aumento de clientes preocupados por cómo ciertos diseños podrían afectar su estatus migratorio.
«Es mi responsabilidad como tatuador decirles que la gente ha sido atacada, que es real, está sucediendo. Está sucediendo y tal vez no sea el mejor momento (para tatuarse)», explicó Vega a NBC Miami.
Fuente: El Nacional
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