La nueva administración de Donald Trump eliminó toda protección para los migrantes irregulares que en EE.UU. se encuentren refugiados en iglesias, albergues, escuelas y otros lugares, para así ampliar «la aplicación de la ley» antiinmigratoria y poder efectuar arrestos y deportarlos hacia sus países de origen.
El secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., Benjamine Huffman, anunció en un comunicado el fin de las políticas de la administración de Joe Biden, que a su parecer frustraban la aplicación de la ley por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en las llamadas áreas «sensibles» o cercanas a ellas, como por ejemplo los albergues fronterizos.
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