Humberto Briceño, migrante venezolano, señaló que a pesar de vivir en un edificio, vivieron momentos de terror. “El agua llegó a niveles impresionantes, alcanzando hasta 2.10 metros en mi edificio. La gente estaba haciendo su vida cotidiana, sin ninguna alerta temprana que les advirtiera del peligro inminente”.
«Eso fue de repente, un familiar que vive conmigo iba a salir de trabajar, pero se da cuenta que no puede irse. Nosotros ni siquiera nos dimos cuenta porque aquí no estaba lloviendo, el clima estaba normal», añadió Briceño.
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