El contacto con espacios naturales parece que reporta múltiples beneficios, ya sea aumentando nuestra capacidad para mantener la atención, gestionar el estrés o resolver problemas. Además, tiene un impacto notable en la forma de gestionar las emociones, favoreciendo en última instancia nuestra salud mental.
La falta de exposición a la naturaleza durante la niñez parece pesar en la salud mental. Disfrutar en la infancia de este tipo de espacios se ha asociado con un mayor bienestar subjetivo y un menor riesgo de problemas de salud mental. También se relaciona con tasas más bajas de esquizofrenia y depresión.
Ahora, la ciencia ha demostrado mediante una investigación de Vitale que la exposición de los menores al agua por parte de sus padres es muy beneficiosa. La encuesta se realizó con 15.743 personas repartidas en 18 países y se centró en espacios azules como ríos, lagos y la costa.
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