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Yarivith González, científica venezolana, recibirá el miércoles el premio Princesa de Girona de investigación

América Latina y Europa, en especial España, deben compartir sus investigaciones científicas, pues pueden aportar soluciones a problemas medioambientales comunes que serán más acuciantes en el futuro, asegura a EFE la científica venezolana Yarivith González

El próximo miércoles recibirá en España el Premio Internacional 2024 de la Fundación Princesa de Girona en la categoría de Investigación, que por primera vez se dirige a jóvenes talentos de Latinoamérica.

Licenciada en Química en su Barquisimeto natal, suma un nuevo reconocimiento en su carrera, esta vez por sus investigaciones para reciclar baterías de litio y por su labor en difundir la ciencia en la escuela en países latinoamericanos a través de iniciativas de educación ambiental.

Soluciones a problemas globales

González aboga porque el trabajo que realizan investigadores a ambos lados del Atlántico sea transferible, especialmente en un país como España con el mismo idioma que muchos de América, ya que ayudará a afrontar problemáticas que serán globales.

Como qué hacer con las baterías de coches eléctricos, en lo que trabaja la Universidad Nacional de San Luis en Argentina, en un equipo que es parte de su trayectoria como científica.

«Somos pioneros en América Latina», subraya, al abrir un camino para reciclar un mineral como el litio que no es un recurso renovable, pero al que se puede convertir en un metal con distintos usos una vez utilizado en las baterías, de coches o de teléfonos móviles.

El laboratorio de la vida

«¿Qué puedo hacer yo para aportar un granito de arena, para dejar un legado?», comenta al aseverar que «la vida es un laboratorio y experimentamos cada día».

La joven investigadora ahonda en que «la sociedad necesita mentes curiosas, que vayan más adelante», porque «la tecnología todos los días nos está abarrotando» y hacen falta ideas para que ese desarrollo sea sostenible.

Por eso valora este premio, porque además de reconocer logros científicos, valora el trabajo de organizaciones no gubernamentales en educación ambiental.

«Es la punta de lanza para invitar a las nuevas generaciones» a que investiguen «desde un punto de vista ambientalista», añade.

Invitarlas a trabajar en «una ciencia transferible a la sociedad», que llegue a la gente «desde un punto de vista más práctico, para solucionar problemas ambientales, acortar plazos ante situaciones que nos preocupan», incide.

No se trata solo de hablarles de lo que afectan los microplásticos a los organismos, entre ellos al humano, con un lenguaje científico-técnico, sino con uno «fresco» que entiendan todos.

Y para ella es «muy lindo ser portavoz de muchos jóvenes» investigadores que «divulgan la ciencia pero de manera aplicada».

EFE

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